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OVERSHARING : Cuando contar demasiado en redes se vuelve un riesgo para nuestra intimidad

Leonardo Villa Rodriguez C.E.O Consultores Tecnológicos

Hoy en día estamos viendo algo que antes era impensable: personas contando en redes sociales cosas que antes solo se le confiaban a un diario, o a un amigo cercano.  Frases y situaciones como:

  • “Hoy me despidieron y no sé qué hacer con mi vida”,
  • “Acabo de salir de terapia y me siento rota”,
  • Situaciones familiares, maritales, económicas, etc
  • Paseos, fiestas, triunfos, fracasos : La necesidad de mostrar lo que sucede

van acompañadas de videos llorando, confesiones escritas o hilos larguísimos en X.  Y lo más sorprendente es que estas publicaciones no solo se normalizaron, sino que se volvieron virales.

A este fenómeno se le conoce como Oversharing: la tendencia a compartir en exceso aspectos muy íntimos de la vida personal en redes sociales.

Pero… ¿por qué tanta gente está contando tanto? ¿Qué nos ofrece este desahogo digital? ¿Y qué riesgos trae exponer así nuestro mundo interior?

Una tendencia que nace del deseo de “ser real” en internet

En TikTok e Instagram se volvió popular, sobre todo jóvenes de la generación Z, compartir sus miedos más profundos e inseguridades sobre su carrera, ansiedad, falta de autoestima, comparaciones constantes.

Este tipo de contenido genera empatía porque muestra “lo que muchos sienten, pero no se atreven a decir”. Sin embargo, también abre la puerta a compararse, replicar lo mismo o sentir presión por mostrarse vulnerable en público.

En plataformas como X, la dinámica es similar:

Publicaciones que empiezan con “necesito contar esto porque no puedo más” y siguen con confesiones sobre rupturas, soledad, depresión, ansiedad o secretos familiares. 

Miles de desconocidos responden con consejos o palabras de apoyo, lo cual explica por qué tanta gente siente alivio al abrir su corazón a una audiencia masiva.

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En la familia: el ‘Sharenting’, otra forma de oversharing

El fenómeno también llega a los hogares. Muchos padres comparten detalles íntimos de sus hijos: Desde algo tan inofensivo como fotos de recién nacidos hasta rabietas, logros, enfermedades, momentos de vulnerabilidad. 

Aunque se hace con buena intención, este sharenting puede afectar seriamente la privacidad de los niños y su autoestima futura, ya que ellos no han dado permiso para que su vida quede expuesta en internet desde que nacen.

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Razones detrás del oversharing: ¿por qué contamos tanto?

  1. La validación digital

Los likes y comentarios activan áreas del cerebro relacionadas con el placer, como el núcleo accumbens. Sentir apoyo inmediato nos impulsa a seguir compartiendo. Pero no todo se reduce a “dopamina”. Esa explicación es muy simplista.

  1. El deseo de apoyo emocional

Compartir experiencias difíciles en redes puede generar comunidad. Muchas personas sienten que por fin alguien las escucha. Durante la pandemia, el apoyo digital fue clave para miles de usuarios.   Al final, la otra página de la situación muestra una profunda soledad emocional de las personas

  1. La catarsis emocional

Escribir o grabar un video ayuda a ordenar pensamientos, entender emociones y sentir alivio. Es una especie de diario personal… solo que con público.

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Los riesgos del oversharing

Aunque compartir puede sentirse liberador, también conlleva peligros que a veces no se ven a simple vista:

  1. Críticas, burlas y ataques

En TikTok y otras plataformas se han visto casos de personas expuestas a insultos, amenazas, burlas virales, por haber mostrado momentos de vulnerabilidad.

  1. Comparación social constante

Ver a otros contando sus procesos puede generar presión para hacer lo mismo.
Pareciera que “si no lo muestro, no soy auténtico”.  Esto afecta la autoestima y aumenta la ansiedad.

  1. Dependencia de la aprobación externa

Cuando nuestro bienestar emocional depende de quién reacciona o no, empezamos a buscar más exposición para obtener validación.

  1. El riesgo del sharenting

Los niños expuestos sin consentimiento quedan vulnerables a burlas, robo de identidad, vergüenza futura, pérdida del derecho a su privacidad.

  1. La huella digital emocional es permanente

Aunque borremos una publicación, ya pudo quedar guardada en capturas, reenvíos o páginas externas.  Puede reaparecer años después y afectar ámbitos personales o profesionales.

Cómo evitar confundir lo íntimo con lo público: límites saludables

Antes de compartir, es clave preguntarse:

  • ¿Qué busco realmente al publicar esto?
  • ¿Quiero apoyo real o solo validación?
  • ¿Me sentiré cómodo con esta información en internet dentro de 5 años?

Establecer límites también ayuda a fortalecer la autoestima.

Herramientas útiles

  • Usar listas de “mejores amigos”, limitar comentarios, ocultar publicaciones, elegir contenido que realmente queramos compartir.
  • El valor de lo offline : Las conversaciones presenciales —familia, amigos, terapeutas— brindan una contención más profunda que los likes.
  • Llevar un diario, hacer notas de voz, expresar emociones a través del arte,  son formas de liberar tensión sin exponer la intimidad.

La paradoja del oversharing

La sobreexposición emocional refleja un dilema de nuestra época:

Buscamos conexión, comprensión y autenticidad, pero terminamos poniendo nuestras heridas en vitrinas donde la empatía convive con el juicio.

Compartir puede traer alivio inmediato, sí…, Pero también puede dejar cicatrices digitales que duran mucho más de lo que creemos.

Proteger nuestra privacidad emocional no significa aislarnos, sino cuidarnos conscientemente.  En un mundo que premia la exposición excesiva, guardar espacios íntimos puede ser un acto de AMOR PROPIO.